Esta película de Stanley Kubrick podría ser la obra de un estricto y exigente profesor alemán que se ha propuesto hacer una comedia porno-violenta de ciencia ficción. La cinta es una adaptación de la novela de Anthony Burgess de 1962 que se ambienta en un futuro vagamente socialista de finales de los 70 o principios de los 80: una Inglaterra monótona y rutinaria en donde bandas itinerantes de matones adolescentes aterrorizan a todo el mundo en la noche. En esta sociedad deshumanizada, no parece haber otra forma de que los chicos liberen sus energías que mediante el vandalismo y el crimen. El protagonista, Alex (Malcolm McDowell), es el líder de una de esas bandas, un sádico estudiante sin conciencia que disfruta robando, pisoteando, violando y destruyendo, hasta que finalmente mata a una mujer y le enchironan. Allí le someten a un condicionamiento cerebral hasta terminar por convertirlo en un robot moral al que los pensamientos sobre sexo y violencia le provocan náuseas. Burgess escribió una fábula irónica sobre un futuro en el que los hombres pierden su capacidad de elegir moralmente. Sin embargo, el director nos ofrece un Alex más vivo que cualquier otro personaje de la película, más joven y más atractivo, y McDowell lo interpreta de forma exuberante, con fuerza y astucia. Por eso, al final, cuando Alex recupera su naturaleza atrevida, agresiva y punk, al espectador no le parece una broma (como sí ocurre en el libro), sino más bien una historia de la que somos partícipes, y Kubrick adopta un tono exultante. Por el camino, Alex se ha erigido en héroe porque Kubrick trata a sus víctimas como algo menos humano que él; la película juega con la violencia de una forma intelectualmente seductora: las víctimas de Alex son perversas, incapaces de sufrir. Kubrick nos aleja completamente de dichos mártires para así poder disfrutar de las violaciones y las palizas. Sólo es Alex quien sufre. ¡Y cómo! Es un "Little Nell" masculino que grita durante el lavado de cerebro embutido en una camisa de fuerza. Parece dulce e indefenso cuando lo rechazan sus padres: está solo, llora en un puente, lo golpean, sangra, se queda perdido en mitad de una tormenta, golpea su cabeza contra el suelo y berrea ansiando la muerte. Kubrick habla sin mesura de sus sentimientos. Lo que le hacen a Alex es mucho peor que lo que ha hecho él, por lo que se puede argumentar que la propia sociedad justifica la violenta actitud del personaje.
sábado, 24 de febrero de 2024
viernes, 19 de enero de 2024
PERDICIÓN (DOUBLE INDEMNITY) DE BILLY WILDER, REPASADA POR PAULINE KAEL
jueves, 11 de enero de 2024
TAXI DRIVER, POR PAULINE KAEL
TAXI DRIVER, por Pauline Kael para The New Yorker, 1976. Traducción de Frog2000.
Taxi Driver es la enfebrecida historia de un inadaptado en Nueva York: un hombre incapaz de encontrar un punto de entrada a la sociedad humana. Travis Bickle (Robert De Niro), el protagonista de la nueva película de Martin Scorsese, a partir de un guión de Paul Schrader, no encuentra una vida que vivir. Es un antiguo marine del Medio Oeste que acepta un trabajo como conductor de un taxi en el turno de noche, porque de todos modos no puede dormir y está rodeado por el mundo nocturno de los desarraigados: las putas, los proxenetas, los transeúntes. Schrader, que creció en Michigan en una congregación que pertenecía a la Iglesia Cristiana Reformada, una celosa escisión calvinista (hasta los diecisiete años no vio película alguna), ha ideado un protagonista que es un asceta no por elección sino por miedo. Y Scorsese, con su sensual malhumor y su apetito por el sensacionalismo pulp de las películas de los años cuarenta, es justo el director capaz de definir el resentimiento de un hombre estadounidense que proviene del exterior de la sociedad. Travis quiere encajar, pero no puede encontrar un patrón de grupo al que adaptarse. Así que se sienta y conduce por la ciudad en la estupefacta languidez que produce la anomia. Odia Nueva York con furia bíblica; despide el hedor del infierno, y su inmundicia y obscenidad lo obsesionan. Se las arregla para conseguir una cita con Betsy (Cybill Shepherd), una activista política cuyo pelo rubio y su ropa blanca representan para él la pureza, pero está tan desconectado de la realidad que sin darse cuenta la ofende y ella no querrá tener que ver nada más con él. Cuando torpemente le pide consejo a Wizard (Peter Boyle), un taxista veterano, e indica la presión que se está acumulando en su interior, Wizard no sabe ni de qué está hablando. Travis enferma de soledad y frustración y luego, como un comando policial que se prepara para llevar a cabo una redada, purifica su cuerpo y se entrena para matar. Taxi Driver es una película calenturienta, una versión cruda y sensacionalista de "Notes from Underground" [Memorias del subsuelo], y el odio del protagonista permanece con nosotros en todo momento.
Esta cinta es más feroz que la volátil y alusiva "Mean Streets" [Malas Calles] de Scorsese. Taxi Driver dispone de un mecanismo implacable: Travis tiene que encontrar alivio. Es el estudio de dos personajes: Travis contra la ciudad de Nueva York. Tal y como Scorsese ha diseñado la película, la ciudad nunca te deja libre. No hay gracia ni compasión en su atmósfera iluminada artificialmente. Los rojos neón, los vapores que se disparan desde las calles, el deterioro, todo te afecta de la misma manera que lo hace en el caso de Travis. Está desesperadamente enfermo, pero es el único que intenta salvar a una prostituta de doce años y medio, Iris (Jodie Foster); el argumento que él invoca es que ella pertenece a su familia y a la escuela: los valores seguros de su propio pasado que ahora no le ayudan al propio Travis. En Travis falta algún mecanismo de adaptación; los detalles están incompletos, solo se nos dan ligeras indicaciones de un origen religioso estricto y una cicatriz en la espalda, que sugiere una herida de combate. El mundo de la ciudad lo presiona, pero también le resulta remoto, porque Travis está tan descontento que no siempre está allí. Percibimos la ciudad como la percibe él, y es tan asquerosa y maligna que captamos la sensación de alienación que siente Travis.
Es posible que el expresionismo de Scorsese le salga de forma natural; su infancia asmática postrada en cama en un hogar siciliano-estadounidense en Little Italy lo impulsó a concentrarse en las películas violentamente emocionantes que veía. Física e intelectualmente, es un demonio de la velocidad, un derviche. Incluso en "Alicia ya no vive aquí" pudo encontrar una justificación para el movimiento inquieto y vertiginoso. Pero Scorsese es también el más carnal de los directores (el movimiento le produce éxtasis) y ese lado suyo no salía a la luz en "Alice". Esta nueva película le da la oportunidad de hacer un absoluto uso expresionista de la ciudad que se le negó en "Malas Calles", porque se desarrolla en Nueva York pero se rodó con un presupuesto minúsculo en el sur de California, con sólo siete días de rodaje en la propia Nueva York. El expresionismo de Scorsese no se parece en nada a los decorados exagerados de los directores alemanes: utiliza emplazamientos cinematográficos, pero eleva los elementos discordantes al límite, y el director de fotografía, Michael Chapman, le da a la vida callejera un tono pulp enriquecido y sórdido. Cuando Sport (Harvey Keitel), un proxeneta, se burla de Travis. tiene tantas ganas de acción que no puede quedarse quieto. Este chulo, con sus movimientos rítmicos, ofrece un contraste inquietantemente hostil con el paralizado y estupefacto Travis. Scorsese muestra una especie de cualidad de trance en escenas como ésta. Toda la película da cierta sensación de vértigo. La Nueva York de Scorsese es la gran ciudad de los thrillers con los que deleitaba su imaginación, pero en una etapa posterior de decadencia. Esta Nueva York es un enemigo voluptuoso. Los vapores de la calle se vuelven fantasmales; Sport, el proxeneta que enamora a su adolescente puta, la conduce hasta un baile hipnótico; las salas porno son como morgues. El tráfico congestionado es macabro. Y este Infierno está siempre en movimiento.
Ninguna otra película ha dramatizado jamás la indiferencia urbana con tanta fuerza. Al principio, aquí, resulta terriblemente divertido, y luego simplemente espantoso. Cuando Travis intenta salir con Betsy, es muy seductor: podemos notar por qué ella se siente tentada. Se están comunicando y hablando desde una distancia enorme y aún así están conectando (aunque todos los cables están cruzados). Es una escena sorprendente: una mujer educada y con conciencia social que sale con un alma perdida del lumpen que utiliza uno de los discursos más antiguos del manual: él le dice que sabe que ella es una persona solitaria. Travis se lo dice en serio. La espantosa comicidad de la escena reside en la intensidad con la que se lo dice en serio, porque su propia vida está completamente vacía. A lo largo de la película, Travis habla con personas en un nivel diferente al nivel al que lo confrontan. Es alguien tan hermético que parece de otro mundo; entabla tan pocas conversaciones que palabras del argot como “moonlighting - trabajo de noche” se pasan por alto: el idioma que habla el resto le resulta extraño. A veces sus respuestas son tan escuetas que parece una persona aniquilada; en otras ocasiones es muy rápido. Este hombre arde en la miseria y sus ojos inflamados y llenos de lágrimas son el punto focal de las composiciones de cámara. Robert De Niro aparece en casi todos los fotogramas: de rostro delgado, tan guapo como Robert Taylor en un momento y astuto, como un hurón, como Cagney, al siguiente, no sólo mira a las personas con las que habla, sino que las espía. Como Travis, De Niro no tiene nada de la cortesía campesina de su Vito Corleone en El Padrino, Parte II. Vito se mantenía orgulloso y controlaba su violencia; era un líder. Travis es peligroso de una manera diferente y acumulativa. Su rostro tenso se arruga en una sonrisa de paleto y parece casi un idiota. O se sienta en su habitación, ausente, mirando los rostros jóvenes de ojos brillantes en la televisión, y con el pie mueve lentamente el aparato hacia atrás y luego hacia arriba. Lo exacerbado de su deseo de venganza se nota en su entumecimiento, pero parte del horror implícito de la película reside en la facilidad con la que ocurre esa escena. El anonimato de la ciudad absorbe a un hombre invisible más; podría ser legión.
Scorsese maneja el elenco de actores de manera impecable. El proxeneta de Harvey Keitel es viscoso, adecuado, pero sus ojos maliciosos y traviesos, y su nerviosismo, se antojan extrañamente contradictorios. Jodie Foster, que tenía exactamente la edad de Iris cuando interpretó el papel, es una actriz infantil de inusual fisicidad y parece haber entendido perfectamente sus frases: sus palabras son convincentemente suyas. Cybill Shepherd nunca ha estado mejor: no la ves intentando actuar. Puede que en realidad esté haciendo lo mínimo que puede hacer aquí, pero sin la inexpresividad de una modelo haciendo de colegiala; su rostro es expresivo y femenino. Se medio sugiere que la vida de Betsy no ha marchado según sus expectativas: notamos un leve aire de derrota en su rostro. El comediante Albert Brooks aporta una nota de sutileza y pomposidad regordeta al papel de su compañero de trabajo político, y Leonard Harris, ex crítico de arte de WCBS-TV, reviste de una actitud profesionalmente seria a su Palatine, el candidato. El papel de Peter Boyle es pequeño, pero tenía razón al querer aparecer en esta película, y hace maravillas con sus escenas como ese Wizard ligeramente grueso, que encaja en la inmundicia contra la que Travis está preparado para luchar; Boyle le da a la película un ambiente especial de estilo neoyorquino y, como el taxista Doughboy, Harry Northup tiene un rostro soso y un acento sureño que sugiere otro tipo de desarraigo. El propio Scorsese aparece sentado en la acera cuando Travis ve a Betsy por primera vez, y luego regresa para desempeñar un papel brillantemente morboso como uno de los pasajeros de Travis: un hombre que quiere que Travis comparta su rancio regocijo por lo que le hará a su infiel esposa la Magnum con la que pretende dispararla. Como actor, chisporrotea; tiene tal energía concentrada que esta secuencia deja un pequeño agujero en la pantalla.
Como director, Scorsese hace gala de alguna ocasional arbitrariedad y se pavonea alardeando de su talento desbocado; a veces un plano llama la atención porque no parece tener ningún propósito visible. Se puede pasar por alto un primer plano prolongado de un músico callejero, pero cuando Travis está hablando con Betsy a través de un teléfono público en un edificio de oficinas y la cámara se aleja de él hacia el pasillo en blanco, es una típica pirueta a lo Antonioni. La banda sonora de Bernard Herrmann genera un problema mucho mayor; el compositor terminó de grabarla el 23 de diciembre. el día antes de su muerte, por lo que es una lástima que no sea mejor. Está claro por qué Scorsese quería a Herrmann: su especialidad era expresar el desorden psicológico a través de música disonante y excitada. Pero esta película, con su sexo reprimido y su violencia reprimida, ya eleva tanto el tono que no necesita percusiones siniestras, cascabeles de serpientes y escamas ondulantes. Estos empellones musicales pertenecen a los trepidantes thrillers sobre los que Taxi Driver trasciende. Scorsese sacó algo de su asma: sabe cómo hacernos experimentar el terror a la asfixia.
Se dice que algunos actores son recipientes vacíos que se llenan con los roles que desempeñan, pero eso no es lo que parece estar sucediendo con De Niro. Prefiere ir por el lado contrario. Utiliza su vacío, hunde el codo en su propia anomia. Sólo Brando hizo ese tipo de inmersión, y la actuación de De Niro tiene algo de la intensidad sin distancia de Brando en "El último tango en París". A su personal manera, esta película también tiene un aura erótica. Prácticamente no hay sexo en ella, pero ningún sexo puede ser tan perturbador como el sexo. Y de eso se trata, de la ausencia de sexo: energía y emoción reprimidas y de intensa impresión, con una liberación tal que salpica sangre. El hecho de que experimentemos visceralmente la necesidad de Travis de alcanzar una explosión, y que la explosión en sí tenga esa cualidad de consumación, hace de Taxi Driver una de las pocas películas de terror verdaderamente modernas.
Cualquiera que vaya a las salas de cine que frecuentan los solitarios sabe que estos se identifican con los perpetradores de crímenes, incluso de los más horribles, y que no están satisfechos a menos que aparezca un gigantesco clímax. En su ensayo “El negro blanco”, Norman Mailer sugería que cuando un asesino se venga de las instituciones que siente que lo oprimen, la erupción de violencia puede tener un efecto positivo en él. El aspecto más impactante de Taxi Driver es que coge ese mismo elemento, que generalmente ha sido explotado para atraer al público, y lo coloca en el centro de la conciencia del espectador. La violencia es el único medio que tiene Travis de expresarse. No ha podido traspasar las barreras para que lo vean y sientan. Cuando las atraviesa por fin, es su única forma de decirle a la ciudad que está allí. Y dada su ascética soledad, es el único orgasmo real que puede conseguir.
La violencia en esta película es tan amenazadora precisamente porque es catártica para Travis. Me imagino que algunas personas cabreadas por la película dirán que esta cinta defiende la violencia como cura de la frustración. Pero reconocer que cuando a un psicópata le hierve la sangre puede ser refrescante no es lo mismo que justificar su erupción. Esta película no intenta enjuiciar moralmente lo que hace Travis. Más bien, al atraernos a su vórtice, nos hace comprender la descarga psíquica de los chicos tranquilos que enloquecen. Y cuando vemos a Travis al final en un momento pacífico, nos sienta como una verdadera bofetada. Ha sacado la ira de su sistema, al menos por el momento, y está de vuelta en el trabajo, recogiendo pasajeros frente al St. Regis. No es que esté curado sino que la ciudad está aún más loca que él.
miércoles, 27 de diciembre de 2023
EL TERRIBLE Y TRÁGICO FALLECIMIENTO -SNIF- DEL CÓMIC ROMÁNTICO
El autor de este artículo, pagó 400 dólares en 1987 por todos los derechos de la serie romántica de 40 números de Charlton Comics, First Kiss (1957-1965). Utilizando sus dibujos, John (que también es guionista de cómics en Disney) altera el diálogo de los First Kiss y de muchos más tebeos románticos en su página Last Kiss.
De niño, era vagamente consciente de la existencia de los cómics románticos. Por lo general, si un cómic no tenía un superhéroe en portada, me resultaba invisible. Y a finales de los 70, los cómics románticos también eran aparentemente invisibles para todos los demás.
Excepto por un par de reimpresiones de títulos de corta duración que tuvieron lugar a principios de los 80, el género romántico estaba muerto... de una forma tan rotunda que habría desconcertado a cualquiera de esos supervillanos que seguramente iban a resucitar más adelante.
Y, sin embargo, hubo una época en la que los cómics románticos superaban con creces a los de superhéroes. Un tiempo en el que los cómics románticos eran tan populares que las niñas (¡y las mujeres!) desplazaron a los productos para niños de las estanterías para cómics. Y era una época en la que la industria del cómic amaba los cómics con una pasión que habría hecho sonrojar a la mayoría de los fans.
Por eso, ¿cómo podría un género tan popular marchitarse y morir?
Como ocurre con la mayoría de las aventuras amorosas que salen mal, se sumaron muchas pequeñas cosas... y hay que volver al principio para entenderlo todo.
Young Romance apareció en 1947: el amado hijo en cuatricomía de Joe Simon y Jack Kirby. Su existencia produjo una sensación bastante parecida a la primera aparición de Superman. Según la historiadora del cómic Michelle Nolan, "en dos años, había más de 125 títulos románticos en las estanterías para cómics".
En su libro From Girls to Grrlz, Trina Robbins afirma que "en 1950, más de una cuarta parte de los cómics que se publicaban eran cómics románticos. Fue el mismo año en que un gráfico de la revista Newsdealer mostraba que las mujeres de entre 17 y 25 años "Leían más cómics que los chicos".
"Antes de los cómics románticos, no se reconocía que el público de los cómics fuera femenino", me contó Joe Simon en una entrevista de 2002. "Y resulta que era un mercado enorme. Todos estábamos equivocados. También abarcaba todas las edades."
Simon y Kirby dejaron claro desde el principio que Young Romance no era sólo para niños. La portada del primer número se jactaba de que la serie era "para lectores de cómics más adultos".
Con el éxito de Young Romance, seguido de la serie spin off de Simon y Kirby, Young Love, más editores de cómic se lanzaron entusiasmados a editar romance. Hasta tal punto que en 1950 se produjo un exceso de publicaciones y muchos editores redujeron sus líneas de tebeos amorosos. Pero el romance siguió siendo un género vital y rentable durante los 50 y 60. Después, las cosas empeoraron rápidamente.
"Cuando dejé DC a finales de los 60, los títulos románticos se encontraban entre los más vendidos de la editorial", señala Dick Giordano. "Cuando regresé para asumir un puesto editorial en DC en 1980, sencillamente ya no estaban. No estoy seguro de por qué desaparecieron, pero seguro que esa teoría de que las chicas simplemente superaron la etapa de compra de cómics románticos es cierta. Entonces, la pregunta más difícil de responder es: ¿por qué?"
Giordano piensa que el contenido de las historias de los 70 era "demasiado suave para las mujeres liberales más sofisticadas y sexualmente liberadas, que eran capaces de ver en otros medios desnudos, productos con un fuerte contenido sexual y la vida tal como era realmente.
"Sencillamente, coger de la mano o suspirar por el chico guapo del equipo de fútbol ya no se hacía, y el Comics Code tampoco iba a aprobar nada que realmente se pareciese a las relaciones de la vida real".
Si bien el Code devastó los géneros de terror y crimen a mediados de los 50, el romance pareció salir relativamente ileso al principio. De hecho, Nolan cree que inicialmente el Code fortaleció el género romántico, al menos en cuanto a su participación en el mercado, al menos "por un tiempo".
Comparándolo con otros géneros, dice Nolan, los cómics románticos sólo estaban "ligeramente censurados. No se podían mostrar escotes, y no se podían utilizar temas que fueran tabú, como el matrimonio interracial. No se podían "sensacionalizar" temas de esa manera. Por ejemplo, hubo que atenuar el tono de los cómics de Simon y Kirby". Muchos fans del cómic de romance piensan que esas historias de Simon y Kirby están entre las mejores del género del amor. Ciertamente, se podían catalogar como las más interesantes, experimentales y (a veces) escandalosas. De vez en cuando iban ¡más allá de lo escandaloso y absolutamente enloquecido!
Por ejemplo, en un Young Romance del 49 aparece una historia titulada "Meet the Folks". En ella, Marcia se horroriza cuando acude a casa de su sofisticado novio Cal Anderson y descubre que su familia vive en una choza y es casi insoportablemente grosera. Por ejemplo, Ma Anderson ofrece este útil consejo: "¡Cuántas veces te he dicho que no escupas tabaco en la estufa, papá! Si tienes que hacerlo, escupe en el suelo. ¡Así no nos salpicará y tampoco me quemará!"
Y luego está el hermano de Cal, que exige "un gran beso" tan pronto como conoce a Marcia: "Vale, ¡el hermano de Cal era muy divertido! ¡Pero también estaba lleno de algo que había estado esparciendo por el campo! Cuando lo toqué ¡Me quedé pegada a él!"
Finalmente, Marcia huye (¡chica inteligente!). Más tarde, aprende a no ser tan snob y regresa con la familia de Cal... y, presumiblemente, los salva de otra generación de endogamia.
Incluso cuando las historias de Simon y Kirby no eran (se supone) deliberadamente escandalosas como esta, casi siempre eran coloridas, inusuales e interesantes.
"Simplemente no quería que [las historias] fueran aburridas", comentaba Simon. "Por eso, era capaz de meter cualquier cosa. Si se me ocurría una idea con... una chispa de amor y un beso, y un buen comienzo, lo incluía. No quería hacer cómics con una fórmula". El editor de Claypool Comics, Richard Howell, dice que las ganas de probar cualquier cosa (además del talento) que distingue las series de Simon y Kirby era lo que más peso tenía en esos cómics. "No tenían límites, porque iban inventando el género a medida que avanzaban. Y no los veían como un producto donde contar únicamente historias simples de romance. Para ellos, sus historias tenían que parecer reales. También se esforzaron por hacer que los personajes fuesen interesantes, animados y que tuviesen características específicas".
En lugar de historias sobre "chicos y chicas" genéricas, Howell dice que los cómics de romance de Simon y Kirby trataban sobre personas con personalidades reales y problemas coloridos.
Ciertamente, Simon y Kirby no fueron los únicos que producían cómics románticos interesantes. Pero con la llegada del Comics Code (en 1954), finalmente los cómics románticos empezaron a estar algo restringidos, y aumentó la tentación de ceñirse a la "fórmula" y ser menos atrevido.
En su mayor parte, los cómics románticos anteriores al Code (como las revistas de confesiones que los inspiraron) intentaron atraer a los lectores con portadas y títulos de historias que prometían escándalo y lujuria, pero rara vez ofrecían algo demasiado arriesgado. Después del Code, los elementos atractivos, sugerentes y sexys que podía usar el género disminuyeron considerablemente.
"Hay una portada de Teen-Age Romances, publicada en el 54, antes del Code, que muestra a un chico trepando por el asiento de un automóvil", dice Nolan. "Y el chico le dice a una chica: ´Mientras estemos atrapados aquí esta noche, más nos vale que empecemos a hacer algo."
"Es una portada muy sugerente. La chica parece aterrorizada, y... nunca habría pasado el Code. Si te fijas en las portadas después de que el código entre en vigor, en gran medida están compuestas por una chica, su rival, y una situación lacrimosa. En esas cubiertas no se puede encontrar nada sugestivo."
Los primeros cómics de amor "eran producto de su época", indica Nolan. "Después de la Segunda Guerra Mundial, los soldados regresaron a su hogar, y en su mayoría, las mujeres se convirtieron en amas de casa. En los 50, la felicidad doméstica era en gran medida el tema principal de los cómics de amor."
"No es una coincidencia que estos cómics se volvieran populares al inicio del Baby Boom. Es uno de los motivos por los que se volvieron tan famosos. En su mayoría, los leían mujeres que soñaban con tener hijos o que estaban criando a niños pequeños, y que, en teoría, estaban enamoradas de sus maridos."
"Desde entonces, los Estados Unidos nunca han vuelto a estar tan domesticados. En los 50 nacieron más bebés que en cualquier otra década."
Pero con la entrada del Code, los cómics de romance no solo se quedaron atrapados en la moralidad típica de la época, sino que se convirtieron en un pálido reflejo de la misma, higienizados y con garantías de que no iban a ofender a nadie.
"El romance post-Code me parece bastante aburrido, con demasiadas restricciones en las relaciones como para presentar algún obstáculo jugoso que superar para alcanzar la felicidad o la dicha", dice Rod Bleck, fan de los cómics románticos.
A finales de los 60, el movimiento contracultural estaba causando que los chavales desafiaran mas las costumbres de sus padres, especialmente en todo lo relacionado con el sexo. Y luego, el feminismo de los 70 hizo que las mujeres se cuestionaran casi todo en cuanto a sus relaciones con los hombres. Mientras tanto, los cómics de romance, incluso cuando añadían elementos a la moda y falsos diálogos hippies, seguían firmemente anclados a las costumbres y actitudes de los 50.
Joe Gill, quien escribió la mayoría de cómics de amor de la Charlton, comenta que siempre sintió la responsabilidad de mantener las historias limpias y llenas de moralidad. "Sabía que lo que estaba escribiendo lo iba a leer gente joven e impresionable... y no quería corromperlos. Ya sabes, la virtud es la mejor recompensa... [risas] y toda esa mierda".
Mientras tanto, otros medios suministraban opciones más baratas, más sexys y más realistas para los fans del romance. Nolan señala: "En los sesenta, Harlequin empezó a publicar novelas románticas en grandes cantidades. Y luego llegaron otras editoriales junto con los editores más 'picantones'... y se hicieron con todos los lectores adultos de cómics románticos."
Además, los cómics underground se estaban volviendo populares. En casi todos aparecía sexo en cantidad. (Vamos a ver, ¿qué preferirías leer? ¿Un cómic romántico tradicional como First Kiss? ¿O uno underground llamado Young Lust?). Prácticamente todos los entrevistados para este artículo culpan a la televisión (al menos en parte) por la disminución del número de lectores de cómics en general y de cómics románticos en particular. Para encontrar romance y sexo todo lo que tenías que hacer era encender el televisor. Y si te daba por ver algunas de las telenovelas cada vez más picantes... aprendías más de lo que podía aparecer en cualquier cómic romántico.
"Si te permitías ver telenovelas un rato, como cuando One Life To Live se empezó a emitir, creo que en el 68, te dabas cuenta de que se estaban haciendo con el mismo público femenino que originalmente leía cómics románticos de adolescentes", dice la creadora de cómics web Liriel McMahon. "Sin embargo, en realidad culpo a la televisión de casi todo. ¡Gracias a Dios por Internet!"
Gill comenta que la única forma en que los cómics románticos podrían haberse salvado es si todo el mundo hubiese apagado el televisor. "La televisión cambió enormemente todos los valores de las generaciones (posteriores)... Aprendieron sobre el sexo y las drogas. Era bastante sórdido. Y estos pequeños cómics inofensivos no tenían lugar en sus vidas".
Por supuesto, había otras fuerzas en acción. La desaparición de los "colmados familiares" y el auge de las tiendas especializadas en cómics hicieron que el público en general tuviese difícil encontrar cómics, afirma Nolan. Es otra de las razones por las que casi todos los géneros, excepto los superhéroes, desaparecieron. En general, los propietarios y clientes de las tiendas de cómics eran fans incondicionales que estaban interesados principalmente en un solo género: los superhéroes.
"En 1980 era más probable encontrarte con un brontosaurio ruso que con una chica en una tienda de cómics", dice Lance Tooks, fan de los cómics románticos y creador de la novela gráfica "Narcissa".
Pero mientras los cómics de amor desaparecían, el romance se estaba infiltrando en el género de superhéroes, cada vez más dominante. El romance solía aparecer en el centro de las tramas secundarias impulsadas por la angustia de los primeros cómics de Marvel. De hecho, la angustia romántica fue uno de los elementos que diferenciaron a Marvel de DC... y terminó logrando que Marvel alcanzara el éxito.
"Marvel integró el tema romántico en las subtramas. Así que cualquiera que quisiera leer cómics románticos podía hacerlo leyendo superhéroes". dice Howell, cuyo cómic para Claypool, Deadbeats, hace más o menos lo mismo: añade mucha angustia romántica en sus historias de vampiros.
"Marvel sabía que incluir temas románticos aumentaría la angustia, el realismo y los aspectos dramáticos", dice Nolan. Juntar a Mary Jane y Spider-Man ofrecía un montón de posibilidades para idear las historias. Y la mayoría de los lectores eran chicos mayores, alumnos de instituto o universitarios, que estaban interesados en las chicas. Digamos que un chaval joven de 18 o 20 años solía leer Spider-Man o Daredevil. Entonces, meter a una chica en la trama no hacía daño en absoluto".
Por supuesto, muchos de los héroes de DC también tenían amigas e intereses amorosos, pero por el contrario, no se veían muchos besos ni pasión. "DC empezó tarde", dice Nolan. "Los [héroes] de DC estaban menos angustiados y eran más tradicionales".
Durante los setenta, los héroes de la DC comenzaron a toparse con más angustia (romántica y diferente) que antes. Pero en Marvel, las cosas se estaban calentando mucho.
"Los guiones para la Patrulla-X de Chris Claremont siempre se apoyaban mucho en el melodrama", dice Tomas. "Las chicas a las que les gustaban los cómics y el romance devoraron la serie".
¿Y por qué no? Con los superhéroes de Marvel, los fans conseguían el mismo contenido que en los cómics románticos tradicionales ¡Además de capas, mallas y peleas!
"En lugar de mirarse ensoñadoramente mientras mecanografiaban, los protagonistas hacían lo mismo mientras intentaban salvar el mundo", señala Tooks.
Irónicamente, las asombrosas ventas de los cómics de superhéroes empapados de romance de Marvel ayudaron a acelerar la desaparición de los cómics románticos tradicionales (y de otros géneros). "El éxito de los superhéroes de Marvel hizo que DC cambiara sus prioridades y persiguiera lo que estaba haciendo Marvel en el género", comenta Giordano. "Recuerda que los títulos del Oeste, de misterio y policíaco desaparecieron para dejar espacio a la multitud en spandex".
Empezó la presión para publicar más series de superhéroes y recortar otros géneros.
Aun así, DC intentó mantener vivo el género romántico. Si bien la queja común entre los fans del romance es que la mayoría de los guionistas de los cómics románticos eran hombres de mediana edad que no estaban en contacto con las preocupaciones de las adolescentes durante los años 60 y 70, Giordano señala que a principios de los setenta, DC tenía una editora de novelas románticas en sus filas.
"DC contrató a Dorothy Woolfolk para intentar imbuir un fuerte toque femenino. No funcionó. La editora se marchó y los títulos desaparecieron tal y como estaban destinados a hacerlo. La audiencia cambió, por lo que intentar cambiar el material fue un movimiento en vano."
En 1971, DC también intentó revitalizar el género romántico lanzando dos series románticas góticas, The Sinister House of Secret Love y The Dark Mansion of Forbidden Love. "Se lanzaron para intentar aprovechar el auge de las novelas románticas góticas en las librerías", explica Giordano. "Llegaban mal y tarde. Los cómics nunca pudieron moverse lo suficientemente rápido como para saltar sobre muchas de las tendencias de entretenimiento de corta duración. Las modas solían desaparecer mientras los editores de cómics aún estaban dándole vueltas al tema."
Mientras tanto, los cómics románticos tradicionales se estaban volviendo cada vez menos populares, tanto entre los lectores como entre algunos profesionales. "En mis años en Marvel (79-83), nunca conocí a un dibujante, hombre o mujer, que hubiese admitido que disfrutaba realizando cómics románticos", señala Tooks. "Me imagino que las ventas habían empezado a disminuir a lo largo de los 70, pero además, nos solíamos tomar esas series con el mismo espíritu burlón que los libros de Harlequin y las telenovelas."
Por el contrario, Dick Giordano aduce que en los primeros años de los cómics románticos "había guionistas y dibujantes que se especializaban en el romance y disfrutaban con el género. Cuando fui editor de dos títulos románticos para DC a finales de los sesenta, no recuerdo a nadie que me dijese que le parecía estar rebajándose al dibujar cómics de romance. La mayoría, como yo, disfrutaba de la experiencia".
(Sin embargo, vale la pena señalar que no todos los hombres (y en su mayoría eran hombres) que escribieron cómics románticos en los años 40 y 50 se lo tomaron con tanto entusiasmo. Joe Gill recuerda que "trabajé para Stan Lee hace mucho tiempo, cuando los trabajos en el cómic se hacían cada vez más raros, así que me ofreció algunos encargos románticos, y yo no quise hacerlos. Pensaba que eran cosas de afeminados. ¡Preferiría ir a trabajar a los muelles!" (Por supuesto, más tarde, y con una familia que alimentar, Gill cambió de opinión y, mientras estuvo en Charlton, se convirtió probablemente en el guionista de cómics románticos más prolífico de todos los tiempos).
Sin embargo, en los 70, una nueva generación de guionistas y fans empezaron a trabajar en la industria; la mayoría de ellos (al igual que sus fans) amaban a los superhéroes, pero también les importaban ligeramente los géneros con menos acción y más estrógenos.
Marvel cerró el último intento de su línea romántica en 1976 con un par de títulos de reediciones: My Love y Our Love Story. DC hizo lo mismo en 1977 cuando su último cómic romántico, Young Love, fue cancelado.
Charlton, seguro que la editorial romántica más prolífica de los 70, puso fin a su línea de amor en 1976 y la revivió en 1979 con dos títulos (I Love You and Secret Romance) y luego los canceló unos meses más tarde, en 1980. Y entonces, en un último estallido seudo-entusiástico y fuera de lugar, Charlton lanzó un par de reimpresiones de cómics de romance en 1982 (Soap Opera Romances y Soap Opera Love) y luego canceló ambas al año siguiente.
¿Podría haberse hecho algo para salvar el género del romance?
"No", dice Giordano.
"Creo que la época de los cómics románticos ya pasó, y ningún tratamiento quirúrgico podría haberlos salvado."
La otra cara de esa afirmación: el éxito de ventas del anime y el manga en este país se puede atribuir en gran medida al público femenino. Bien podría ser el momento de abordar la idea de realizar novelas gráficas románticas para el público de jóvenes adultos que visitan las librerías especializadas. ¡¡¡Pero no con mi dinero!!!
FIN del romance -snif-
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¿HÉROES SIN AMOR?
Por John Lustig
Aquí tienes un salvaje What If...?
Premisa: ¿Y si... los cómics románticos nunca hubiesen existido?
¿La respuesta? Bueno... es probable que el panorama no hubiera sido muy diferente excepto que la línea de superhéroes de Marvel podría haber sido considerablemente menos maravillosa. De hecho, sin los cómics románticos, tal vez ni siquiera hubiera existido Marvel... o gran parte de la industria del cómic a estas alturas.
¿Que te parece una locura? Probablemente. Pero mi retorcido pensamiento es el siguiente:
En primer lugar, existe al menos la posibilidad de que Atlas/ Marvel, así como gran parte del resto de la industria del cómic, no hubieran sobrevivido a los años 50 sin los ingresos que provenían de los cómics románticos. Pero seamos optimistas y digamos que lo consiguieron.
Entonces, tal vez, aún así, digamos que Stan Lee, Jack Kirby y otros hubieran existido para crear el Universo Marvel. ¿Pero sería un universo que cualquiera de nosotros podría reconocer? Si Stan y Jack no hubieran trabajado en los cómics de romance de los 50, ¿habrían pensado alguna vez en infundir a sus cómics de superhéroes el tipo de angustia romántica que haría alcanzar el éxito a Marvel?
Y no sólo Stan y Jack perfeccionaron sus técnicas de angustia romántica en los cómics de amor. John Buscema, Gene Colan, Vince Colletta, Don Heck, John Romita Sr., Wally Wood y casi todos los demás artistas veteranos de Marvel (y DC) de los 60 y principios de los 70 pasaron al menos parte de los 50 dibujando romances.
¿Cómo habría sido Marvel Comics sin todos esos años de experiencia colectiva en el campo del romance?
¿Habríamos terminado con un Spider-Man sin Mary Jane Watson? ¿Un Daredevil sin Karen Page? ¿O un Thor sin esa insípida y molesta Jane Foster? (Oh, por favor.)
Acéptalo, Tigre. ¡Nunca lo sabremos!
lunes, 6 de marzo de 2023
CONAN IRRUMPE EN ADVENTURE TOWN
Artículo de Steve Johnson para Back Issue nº 121 (2020). Traducción: Frog2000. Imágenes del Conan editado en Méjico cogidas de la página El Comic Crítico.
En la programación televisiva existe un concepto que se conoce extraoficialmente como "Adventure Town". Se refiere específicamente al tipo de serie de televisión en la que el protagonista se desplaza de un lugar a otro cada semana, lo que le permite al guionista jugar con un elenco de personajes en su mayoría nuevo, y un nuevo escenario, sin necesidad de escenarios fijos. En esencia, es una brillante forma de crear una serie antológica (que al público nunca le ha gustado demasiado) con uno o dos personajes fijos (que al público siempre le encanta).
Ejemplo de shows clásicos que se ajustan a este tropo son El Fugitivo, con su protagonista huyendo de una semana a otra, Route 66, con las estrellas de la serie cruzando el país y teniendo que llevar a cabo nuevos cometidos en cada nueva ciudad a la que llegan cada semana. También Then Came Bronson, con su héroe motociclista intentando encontrarse a sí mismo. Y, por supuesto, The Incredible Hulk de Marvel, en la que el científico protagonista a lo Jekyll/ Hyde, David Banner, empacaba y se marchaba cada vez que su alter ego de piel verde destruía un nuevo sitio.
En 1970, Marvel Comics envió a cierto cimerio a "Adventure Town" y la idea funcionó igual de bien en los cómics.
Robert E. Howard creó a dicho cimerio, Conan, en 1932. Howard también creó todo el mundo de Conan, la inexistente era de Hiboria, que se nos cuenta que se sitúa entre el hundimiento de la Atlántida y el Imperio Romano. En su breve vida, el joven autor publicó apenas 17 historias de Conan, todas en varios números de la revista pulp Weird Tales. Howard se suicidó en 1936 con solo 30 años, dejando cuatro relatos inéditos de su personaje más famoso, así como bastantes fragmentos de historias sin terminar.
El viaje de Conan a los cómics ha sido bien documentado en numerosas ocasiones en las revistas de la editorial TwoMorrows y en otros lugares. Roy Thomas incluso ha escrito libros sobre sus cómics de Conan y cómo se produjeron. No vamos a repetir todo esto aquí, excepto para recordarle al lector que los relatos de Robert E. Howard sobre un aventurero brutal en una época perdida fueron revividos, reeditados y luego reiniciados por otros escritores como libros de bolsillo de tremendas ventas para un amplio mercado a mediados de la década de los 60, y que su éxito se debió en gran parte a las llamativas (y ahora icónicas) pinturas para las portadas realizadas por Frank Frazetta. Al final de la década, Roy Thomas convenció a un reticente Stan Lee para intentar empujar los límites del Comics Code editando cómics de espada y brujería, y el Conan the Barbarian nº 1 de Marvel Comics salió a la luz (octubre de 1970). Eso sí, Conan el Bárbaro estaba lejos de ser el primer cómic de espada y brujería.
El dibujante John Giunta había dibujado varias historias de Crom el Bárbaro para Strange Worlds a principios de la década de los 50. Wallace Wood y Al Williamson colaboraron en Clawfang the Barbarian para Harvey Comics en la década de 1960; y DC ofreció Nightmaster, con el incipiente dibujo de Berni(e) Wrightson. Lo creas o no, ¡incluso se hizo una adaptación a cómics en blanco y negro del personaje de Conan en Méjico durante la década de los 50!
Quizás para probar qué tal, a principios de los 70, el futuro equipo de Conan formado por Roy Thomas y John Buscema había presentado al rey bárbaro de otra dimensión, Arkon, en varios números de Los Vengadores. No sería un eufemismo asegurar que Conan el Bárbaro nº 1 fue un cambio del panorama tanto como lo había sido Fantastic Four nº 1 casi una década antes. Los relatos generadores de mitos del Conan de Howard habían incitado la imaginación de muchos futuros creadores, algunos de los cuales, como el equipo formado por L. Sprague de Camp y Lin Carter, contribuyeron con sus propias historias y novelas al canon, mientras otros ideaban sus propios héroes y antihéroes similares como Thongor de Carter, Kothar de Gardner Fox y Brak de John Jakes.
Estando lo más alejado posible del típico héroe de cómic de la época, Conan era un ladrón, un soldado, un saqueador, un pirata, en cierto modo un asesino en serie, ¡y será mejor no pensar demasiado sobre su actitud hacia las mujeres! Era grosero, sucio, maleducado y, en su mayor parte, casi iba en cueros. Sí, Conan no solo no tenía un supertraje como los personajes más geniales, desde Deadman hasta Rayo Negro, pasando por Herbie the Fat Fury, ¡prácticamente, Conan no usaba casi nada la mayor parte del tiempo! No tengo dudas de que, después de más de 15 años de poder casi absoluto en lo que respecta a los cómics estadounidenses, a la gente del Comics Code le entraron sudores fríos de forma regular con los cómics de Conan.
En 1970, Roy Thomas, un fan que estaba viviendo un sueño, llevaba trabajando cinco años en Marvel, y aunque había desarrollado rápidamente una reputación como mano derecha de Stan Lee, también había progresado de hacer los guiones de Millie the Model a los de, entre muchas otras, una larga y muy elogiada etapa en Los Vengadores. En otras palabras, en ese período de tiempo relativamente corto, Roy se había establecido como un importante creador.
Para el dibujante del nuevo título eligió a John Buscema. Visto en retrospectiva, fue una elección aparentemente perfecta, porque durante mucho tiempo, Buscema había sido el colaborador artístico de Roy en Los Vengadores. Sin embargo, siendo el destino como es, el veterano artista tuvo que pasar de hacerlo en ese momento. La serie se editó con los dibujos del recién llegado Barry Smith (más tarde conocido como Barry Windsor-Smith), cuyos primeros coletazos a lo Kirby rápidamente dieron paso a una elegancia única y hermosa. Estaba a punto de convertirse en una superestrella.
Hace cincuenta años, el debut del cómic de Conan de Marvel coincidió con lo que generalmente se considera el comienzo de la Edad de Bronce de los cómics. A continuación, para celebrar el 50 aniversario del Conan de la Marvel, echaremos un vistazo a 50 historias de Conan de aquellos primeros tiempos, celebrando el medio siglo que ha transcurrido desde que Conan apareció por primera vez en las páginas de estos cómics en cuatricomía. ¿Los cincuenta mejores? No, solo 50 de los favoritos. ¿Los favoritos de quién? Los míos. Y tal vez los tuyos. Pregunté onnline en algunos foros de Conan y Robert E. Howard sobre cuáles eran sus historias favoritas del Conan de la Marvel, y la mayoría coincidieron con la lista que ya había reunido (aunque uno de los que comentaban opinó que le parecían terribles. -Suspiro...- Uno entre una multitud.)
Además de no tener un escenario regular, siguiendo la tradición de la "Adventure Town", las historias de Conan también tendían a saltar en la línea cronológica del personaje, compartiendo historias que iban desde el Conan adolescente hasta el Rey Conan con edad para jubilarse, pero rara vez siguieron algún tipo de orden durante más de un puñado de números. Esta lista se puede disfrutar de la misma manera.
50-"The Coming of Conan" (Conan the Barbarian nº 1, octubre de 1970). "The Coming of Conan" (The Savage Sword of Conan nº 222, junio de 1994).
La portada de la primera aparición de Conan en Marvel, firmada por Barry Smith y John Verpoorten, era -de hecho- una imagen bastante concurrida. Con un fondo de fuego, humo, un sucedáneo del Crepitar de Kirby, demonios alados verdosos, y humanos de aspecto salvaje matándose aparentemente a leches con subhumanos, nos enfrentamos a la primera impresión de nuestro héroe desprotegido (a pesar de estar coronado con un casco), que porta una espada en su mano derecha y una afilada lanza en la izquierda. En la tradición de las portadas de las novelas baratas, una mujer reposa a sus pies. "Fuera de cámara" aparecen las manos de un hombre que cogen lo que bien podría ser un bastón mágico.
Con lejanos ecos del disfrutable soniquete de segunda mano a los Shakespeare de Stan Lee, la escritura de Roy es perfectamente "pulposa", y los lápices de Barry (con tintas de Sal Buscema) aún crujen un poco y están por desarrollar.
La segunda versión, 24 años más tarde, de esta historia, expande aún más el mismo guión, lo que le permite a John Buscema (definitivamente, el dibujante más importante de la serie), ilustrar los acontecimientos que tuvieron lugar en aquel señalado día.
49-"Night of the Wolf" (Conan the Barbarian nº 158, mayo de 1984).En los créditos de esta historia, John Buscema aparece acreditado como el autor de los bocetos, que son bellamente entintados por Rudy Nebres, con diálogos de Michael Fleisher. Conan masacra a dos secuestradores en el desierto con la intención de rescatar a una mujer que tienen encerrada. La fiesta de celebración ofrecida por su padre es interrumpida por un monstruo, y la hija es de nuevo encadenada y raptada. Al final, Conan descubre que la propia hija es el monstruo, una mujer-lobo, y solo su padre puede poner fin a su torturada existencia.
48-"Conan, the Destroyer" (Marvel Super Special 35, 1984).
"Conan, el destructor", la segunda película del personaje protagonizada por Arnold Schwarzenegger, no fue tan bien recibida como la primera, ni tampoco es tan recordada. Su adaptación al cómic de manos de Michael Fleisher, con dibujos de John Buscema, es en realidad mejor que el propio filme. Su mayor debilidad es que, inexplicablemente, Conan aparece dibujado de una forma más parecida a un Nativo americano que a un bárbaro o al tío que en el futuro encarnará a Terminator.
47-"The Witch of the Mists" (King Conan 1, marzo de 1980), "The Black Sphinx of Nebthu" (King Conan, junio de 1980), "Red Moon of Zembabwei" (King Conan 3, septiembre de 1980), "Shadows in the Skull" (King Conan 4, diciembre de 1980).
Las historias de Conan como Rey de Aquilonia se experimentan de otra forma. Tanto es así que llegó un punto en el que Marvel las concedió su propia serie. Titulada en un principio como "King Conan", la serie trimestral de doble tamaño fue retitulada en su número 20 como "Conan the King" (en enero de 1984), con la presumible intención de que en las listas de pedidos de las tiendas de cómics apareciese a continuación del título de "Conan".
Desde el principio de la serie, sabíamos que algún día aparecerían estas historias. En cuanto Conan supo de la profecía, o predicción, de su futuro, se la creyó fervientemente, y tuvo el pálpito de que tan solo era una cuestión de tiempo. Se podría argumentar que uno de los motivos por los que afronta temerariamente sus peligrosas aventuras contra soldados, corsarios, monstruos, magos, y mujeres que (en su mayoría) no se andan con chiquitas, es porque sabe que no pueden matarlo, ya que la profecía aún no se ha cumplido.
Por primera vez en los cómics de Conan, el personaje dispone de un grupo de secundarios habitual, que incluye a la reina de Conan, Zenobia, a varios de sus hijos, a una hija, y a varios miembros de la corte real. De hecho, muchas de las aventuras se centran en el joven príncipe Conan, alias "Conan, el segundo". De vez en cuando, el chaval incluso comparte la logoforma de portada con el titular. Habiendo sido criado en un ambiente absolutamente diferente, mucho más civilizado, Conn es cualquier cosa excepto una secuela de su padre. Conan adora a Conn, su hijo favorito, pero está lejos de ser un padre ideal. Por muy gobernante que sea, y acercándose a los sesenta años en los primeros números según Roy, Conan simplemente no se puede resistir, y recae en los viejos hábitos una y otra vez... y otra vez.
Estos primeros cuatro números de Conan Rey, realizados por la panda habitual: Thomas, Buscema y Ernie Chan (este último reemplazado por Danny Bulanadi en el último capítulo), nos cuentan la historia del supuestamente definitivo encuentro con el viejo enemigo de Conan, el hechicero Toth-Amon. (Spoiler: Thoth volverá más adelante.) A diferencia del Conan de antaño, que solo necesitaba una espada y un corcel veloz, Rey Conan lleva consigo un ejército, un hechicero propio, algunos talismanes mágicos, y a su heredero, el príncipe Conn, para poder rastrear y derrotar a su enemigo.
Las historias de la serie suelen parecerse por lo general a una mezcla de Relatos de Asgard, las películas "Peplum", las historias de aventureros bravucones para la pantalla grande, y elementos del drama "As the World Turns". Están repletas de intrigas en la corte, visires que te apuñalan por la espalda, disputas de frontera, política, y el núcleo de todo, los secretos de familia. Con todos sus druidas y soldados armados, la Era Hiboria de este Rey es bastante entretenida, pero se parece más a lo que uno espera encontrar en Astérix y Obélix que a nuestro una vez desenvuelto y despreocupado Conan.
46-"The Fall of Acheron" (Conan the Barbarian 200, noviembre de 1987)
Jim Owsley, el guionista que sería conocido más tarde como Priest, o Christopher Priest, contribuyó poderosamente al canon de los cómics de Conan. Aunque más o menos autocontenida, esta pequeña gema apocalíptica con dibujo de Val Semeiks es una secuela de la serie de La Espada Salvaje, y presenta a Conan, a Red Sonja y amigos en un cara a cara contra un devorador de almas que casi se parece a Galactus. Este enemigo sufrirá un serio revés y adoptará una forma humana que, en parte, cambiará su perspectiva.
45- "What If Conan the Barbarian Walked the Earth Today?" (What If? 13, febrero de 1979)
El equipo habitual de la serie de Conan formado por Thomas, Buscema y Chan, imaginó lo que podría ocurrir si el personaje acabase (por culpa de un incidente con un hechicero), en nuestro presente (bueno, en el de 1979). Por supuesto, Conan ni habla ni entiende el idioma inglés, lo que nos conducirá a una serie de equívocos y situaciones cómicas según se toma un respiro lo suficientemente largo para cavilar qué hacer a continuación. Tras hacerse colega de una dura taxista de Nueva York (nota del editor: basada en el amor de Thomas, Dann), Conan tiene que lidiar con unos saqueadores en mitad de un apagón, con ladrones armados en un museo, y con el constante acoso de la policía neoyorquina. Finalmente, dará con el modo de volver a casa. Este tebeo podría haber sido simplemente para echarse unas risas, pero con Roy al timón de ambas series, fue un buen experimento, con un Conan que se seguía aferrando a su personalidad de siempre. Lo más cercano al cameo de un superhéroe es la aparición de Peter Parker.
44-"The Curse of the Conjurer" (Conan the Barbarian nºs 46-51, enero a junio de 1974)
Esta saga épica de seis números es una libre adaptación escrita por Thomas de "Kothar and the Conjurer´s Curse", de Gardner Fox, con un Conan que suplanta al héroe de Fox, que a su vez estaba inspirado en el héroe de Howard. Arranca lentamente, con Conan de nuevo deambulando por mitad del desierto, pero la calma llega a su fin a toda velocidad. Después de encontrar a un mago extrañamente alegre que le ofrece comida, Conan se pone de acuerdo para alquilar sus servicios y entregar el Amuleto del Fuego Azul al regente de la ciudad de Phalkar. Parece sencillo, pero según va llegando a la ciudad de comerciantes, Conan hace lo que siempre hace Conan, y se involucra en problemas de ámbito local. En este caso, eso equivale a rescatar a una joven llamada Stefanya a la que van a quemar por bruja. La chica le cuenta a su rescatador que arrastra una maldición, y le pide ayuda para encontrar al hechicero que la embrujó. Por lo que parece por sus diálogos y poses, la relación entre Conan y Stefanya despide mucha química. En su viaje, encuentran y derrotan a un guardián mágico que parece estar construido completamente de miles de coloridas piedras (indudablemente laboriosas de dibujar). Otras milongas de su periplo comprenden un flashback que quizá puso nervioso al Code, en el que vemos cómo el joven Conan ¡pierde la virginidad! Algunos hechos menos placenteros son sus encuentros con goblins, plantas peligrosas, "Unos" con ojos que despiden láseres, y el momento en el que Conan es encadenado al suelo con un puñado de ratas hambrientas acosándolo. Pero también tenemos a Lupalina, la Amante de los Lobos, alias Samandra la Mujer Inteligente. Conan se las arregla para derrotar a todos los monstruos y tipos malos, salvar a Stefanya, y arreglar las cosas, todo gracias al Amuleto del Fuego Azul. Está narrado con un dibujo de Buscema mejor de lo habitual, y entintado por varias leyendas de la época: Dick Giordano, Dan Adkins, y Joe Sinnott.
43-"And Life Sprang Forth from These" (Conan the Barbarian nº 128, noviembre de 1980), "The Creation Quest" (Conan the Barbarian nº 129, diciembre de 1981), "The Quest Ends" (Conan the Barbarian nº 130, enero de 1981).
En estos tres números con guión de J. M. DeMatteis, Conan visita el prehistórico Oriente Medio, con alfombras voladoras y todo, pero empieza con el regreso del personaje a las gélidas aguas de su patria, donde se reúne con un amigo de su infancia, solo para presenciar cómo es capturado por unos hombres pájaro que sirven a su amo demonio. En su camino para rescatarlo, Conan lleva a la mujer e hijo del amigo a la biblioteca, donde podremos conmovernos con una... jugada de ajedrez. Lo más placentero de todo es el encantador y sobrio dibujo de Gil Kane.
42-"Dark Night of th White Queen" (Conan Annual 8, 1984).
Val Mayerik dibuja esta historia de una forma bastante diferente a Jim Owsley (Priest). Es diferente por varias razones. Para empezar, porque las primeras ocho páginas son un interludio protagonizado por el rey Kull mil años antes. Kull aparece para asistir al nacimiento de un par de gemelos malditos. Son ese niño y esa niña encantados, en su edad adulta, las verdaderas estrellas de esta historia, con un Conan casi metido con calzador en mitad de su lucha mística centenaria, aunque, como siempre, salvando el día.
41-"The Secret of Skull River" (Savage Tales 5, julio de 1974).
Conan está a medio camino entre Turan y Shadizar en esta historia especial bellamente diseñada y dibujada por el popular equipo "Geminis" de Jim Starlin y Al Milgrom. Un gigante brutal, un vidente ciego, una chica hermosa, el inevitable hechicero malvado, mucho juego de espadas, y un final divertido convierten a este número en un verdadero placer.
28-“The Hour of the Dragon” (Giant Size Conan 1-4, septiembre de 1974 a junio de 1975).
7-"When Madness Wears the Crown" (The Savage Sword of Conan n º 49, febrero de 1980), "Swords Across the Alimane" (The Savage Sword of Conan nº 50, marzo de 1980), "Satyr´s Blood" (The Savage Sword of Conan nº 51, abril de 1980), "Conan the Liberator" (The Savage Sword of Conan nº 52, mayo de 1980).
NUEVA YORK EN EL DAREDEVIL DE FRANK MILLER
"Investigué mucho para hacer un buen trabajo. Si me pedían que dibujara una cascada, iba hasta una y la dibujaba. Esto es algo que a...
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