lunes, 17 de julio de 2017

BRAINPOWERED 20: LOS PATOS, por Warren Ellis

El acuario del pez de colores se ha oscurecido. Lo ha tenido que rellenar con tinta porque el pez se le quedaba mirando fijamente. A la televisión también le pasa algo raro. A menos que se suponga que retransmitir esas cosas que parecen manchas solares invertidas, y hacer esos ruidos tan extraños sea lo normal. Es obvio que él está bastante aburrido. De lo contrario, no habría construido ese dispositivo que le permite fumar cuatro cigarrillos a la vez. Está intentando cuidar a su novia. Y también al perro. Pero el perro no es de confianza.

El mensaje telefónico le dice que saque a pasear al perro. Este es un hombre en un estado terminal de confusión. Doble llave en el cerrojo de la puerta. Las llaves tienen una nota que indica: NO LAS PIERDAS. Él se queda mirándolas desconcertado, obviamente intentando averiguar qué es lo mejor que puede hacer. Y luego las mete de vuelta en casa a través del buzón. El mensaje de teléfono le dice que tenga cuidado de que no se le escape el perro. Así que pone el otro extremo de la correa alrededor de su cuello. El perro no hace nada desde el primero al cuarto segundo. Y luego se echa a correr como el diablo. Hasta que llegan al parque y el perro ve los patos en el precioso estanque, las familias alrededor alimentando a las aves.

Dos minutos después, con el cuello hundido en el estanque, el perro escupiendo un trozo de pato, él les chilla a los niños: "¡No es mi perro, es de Imogen Edwards!" Y es en ese momento cuando el perro comienza a hablar con él. No es la primera vez que le ocurre algo parecido. Cuando era niño, su mascota, un gerbo, le dijo que papá le había hecho buscar algo a su tía Susie dentro de sus pantalones.

Ésto es MY WRONGS, un cortometraje creado y dirigido por el escritor británico y satírico Chris Morris. La infame fama de Morris en Gran Bretaña proviene de BRASS EYE, un satírico "programa de noticias" capaz de apuñalar el corazón de la hipocresía mediática. En el show se fingían "atrocidades" basadas ​​en los rumores que venden a diario los medios de comunicación, comunicadas por celebridades olvidadas y untuosamente filmadas que denunciaban cosas como una droga que se llamaba "pastel" y una organización anti-pedofilia de nombre Nonce Sense (nonce = argot británico para pedófilo) donde militaban famosos que proclamaban que los pedófilos huelen a pene y comparten una cantidad sustancial de su ADN con los cangrejos.

A continuación Morris hizo un programa de radio nocturno titulado BLUE JAM que mezclaba ambient inquietante y trip-hop con algunos monólogos completamente perturbadores. Se podía reconocer esa extraña cepa de malhumorado surrealismo británico de novelas gráficas como LOS INVISIBLES, PREDICADOR, las obras de Peter Milligan y mi propio TRANSMETROPOLITAN. Pude escucharlo por primera vez en 1999, cuando Grant Morrison me puso una cinta mientras estábamos de turismo por Nueva Zelanda. Los deprimentes confines de Auckland resultaban extrañamente adecuados para estas historias de terror susurradas. La que se me quedó clavada trataba sobre una controladora ama de casa que llamaba al fontanero para que viniese a arreglar a su bebé. El fontanero intentaba no asustarse, pero la mujer tenía un filo histriónico en la voz que constantemente estaba amenazando con estallar en gritos incontrolables. Él se quería marchar. Ella le ofrecía mil libras para que hiciese el trabajo. Era horrible. No pude quitarlo hasta el final.

Cuando se emitió por primera vez, un comentarista de periódico imploró públicamente a los amigos de Chris Morris que fueran a su casa y se aseguraran de que estaba bien.

Todo esto fue después de que Morris realizase un truco bastante prolongado en un periódico dominical. Para ello asumió la personalidad de uno de sus muchos periodistas. Las primeras semanas hizo periodismo personal estándar al estilo del popular columnista de "autorrevelación" William Leith (una asombrosa mierda de hombre al que parecía que le pagaran por transcribir las historias que le ocurrían con su novia y por hablar sobre la cruda aventura de cortarse las uñas de los pies). Y entonces el periodista proclamó su intención de escribir sobre su próximo suicidio. Con la bendición del periódico. Era una época en la que las víctimas de cáncer estaban contando en algunas columnas semanales lo que sentían sobre su inminente fallecimiento, y además se podía comprobar que "Richard Geefe" [el alias escogido por Chris Morris] estaba perdiendo claramente el norte en cada entrega, por lo que te puedes imaginar el tipo de correo que le empezaron a escribir. Los responsables sólo desvelaron la naturaleza del truco en la última, y extravagantemente extraña, columna del periódico.

MY WRONGS, una adaptación y expansión de sus monólogos para BLUE JAM, es un relato fascinante y horriblemente divertido que habla sobre el rápido descenso de un hombre confundido hacia el Infierno. Está disponible en el DVD y me parece una obra fílmica única. Si CÓMO SER JOHN MALKOVICH te impactó de alguna forma, necesitas esto como si fuese el nuevo crack.

-Warren (artículo publicado en algún momento entre 2002 y 2004.)

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