miércoles, 18 de mayo de 2016

THE BLIZZARD: TOLSTOY FUSIONADO CON STALKER, por Warren Ellis.

Articulo para Morning, Computer (2016) por Warren Ellis. Traducido por Frog2000.

"The Blizzard" de Vladimir Sorokin es un pequeño libro maravillosamente extraño que me he leído casi hasta el final durante esta pasada noche. Parte de su extrañeza reside en la traducción de Jamey Gambrell, que es fluida y musical, aunque con extraños americanismos como "cain't" y "tuckered" que parecen demasiado elaborados y falsos. Por otro lado, Gambrell ha tenido que llevar a cabo su trabajo con un libro alienante, desorientador y raro, y la verdad es que no podría echarle la culpa de que a veces pierda pie aquí y allá cuando la verdad es que consigue afrontar maravillosamente una obra que supone una fusión alucinada de la literatura rusa del Siglo XIX con la ciencia ficción rusa del Siglo XX sumadas a las preocupaciones inherentes del Siglo XXI.

El libro comienza como una historia capaz de producir familiaridad ambientada en un período que bien podría ser la década de 1800 o principios de 1900, donde un médico llega a un distante pueblo ruso con la intención de conseguir unos caballos con los que viajar a un lugar aún más remoto donde administrar las vacunas contra una plaga que acaba de brotar. Después de muchas frustraciones le presentan al panadero del pueblo, Crouper, que tiene cincuenta caballos y un "sledmobile." Y luego tienes que volver hacia atrás un par de páginas para asegurarte de que entiendes bien lo que acabas de leer. Los caballos tienen el tamaño de una perdiz y están enganchados a la correa de transmisión bajo el capó de la moto de nieve.

Por supuesto, la plaga a combatir es un brote de zombies.

Y a partir de este punto las cosas se ponen más raras todavía. Para cuando el médico empieza a fabricar alucinógenos en una tienda de campaña plantada sobre un cementerio gracias a la tecnología "zoogenous", te encuentras tan perdido en la tormenta de hielo del título como el propio médico, aunque te estés dando cuenta de que realmente no importa. Porque es una obra magnífica. Es Bulgakov y Tolstoi dando un paseo por Pícnic Extraterrestre (Stalker).

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