viernes, 13 de julio de 2012

EN ISLANDIA (I), por Warren Ellis

Entrega nº 7 de la columna “Come In Alone” escrita por Warren Ellis. Aparecida el 14 de enero de 2000 en Comic Book Resources. Traducida por Frog2000. Nota: el título es una invención, la columna original no disponía de ningún encabezado.

Todos los errores que aparecerán en la siguiente columna son exclusivamente culpa de los habitantes de Islandia.

11:30. Viernes Noviembre, 26, 1999

Heathrow es grande, está vacío y por lo general en él hay una tremenda ausencia de colorido. Desde donde estoy, en la Terminal Uno de Garfunkel, lo único que interrumpe ese maldito gris asfalto y ese marrón de los edificios prefabricados son las partes traseras de los aviones de la “British Airways”, pintadas con intrincados y elaborados diseños de todo el mundo. Naturalmente, a cuenta de esto la Baronesa Thatcher ha podido enarbolar una de sus vetustas quejas, porque su marido Denis apareció borracho en la televisión nacional gritando contra la desgraciadamente inocente “British Airways”: “Por el amor de Dios, ¿por qué no pondrán algunos buenos diseños británicos?”

Dios no permita que nos comportemos como si estuviésemos en el mismo planeta que el resto, ¿eh?

Estoy escribiendo esto en mi PC portatil, un Windows CE-driven Sharp HC-4000. Cuando llegue el momento de enviar la columna a Comic Book Resources, me limitaré a enchufar el módem PCMCIA en el slot lateral y de esa forma podré enviar lo que está por debajo de ésta frase, todo con una máquina más pequeña que un paquete de cigarrillos que cabe en el bolsillo interior de mi chaqueta. Es mi pequeño comentario personal sobre el final del Siglo XX. Entre otras cosas, me voy a Islandia para ofrecer una charla sobre el estado de los cómics a finales del Siglo XX en la “Universidad de Islandia”, que se encuentra en Reykjavik.

Lo que estás leyendo ahora mismo es mi diario sobre ese viaje, un diario sobre un viaje sin tinta ni papel con el mismo objetivo que tendría uno fabricado con papel y tinta.

1:45

Gracias a Dios por Icelandair. La verdad es que te relajas de forma inmediata. Esta compañía no tiene nada parecido a la Business Class. Te dan champagne y pato frito en salsa de cacahuete. La cinta de vídeo con imágenes del país me recuerda aquella vez en la que Niki y Lili me acompañaron a Islandia. Lili tenía dos años entonces, y los chicos de Nexus-6 estuvieron dispuestos a subirla en un poni islandés que apenas abultaba más que ella. Después nos fuimos a ver el géiser de Geysir. Este es un país hermoso habitado por gente extraña y maravillosa. (Por no hablar de su jodida buena música. Recuerdo cuando escuché por primera vez a The Sugarcubes. Era de noche bien cerrada, estaba solo en la oscuridad, como si estuviese recibiendo ondas de radio desde Marte enviadas por alienígenas enloquecidos, ondas repletas de música sensual. Una de las cosas que voy a hacer es intentar cazar más música de Moa, que parece la hermana gemela de Uma Thurman y suena como una Marlene Dietrich drogadicta puesta de helio, y de Sigur Rós, recomendado firmemente por mi amigo Arni, un tipo que actualmente está poniendo en serios aprietos la supuesta inocencia de Dinamarca. Para ello me proporciona la dirección de una tienda de buena música en Laugavegur. La pregunta es: ¿dónde puedo encontrar Laugavegur?)

Dios, el centro de Inglaterra parece aburrido visto desde aquí arriba mientras escucho a Talvin Singh en el discman y me trasiego Piper Heidsieck tan rápido como me permite mi gaznate...

(Alguna bebida más tarde...)

Dios, me gustaría que Icelandair permitiese los jodidos Jetphones. Echo de menos a Niki. Creo que no soy capaz de funcionar sin mi pequeño Nokia (pero debería poder arreglar las cosas cuando encienda el teléfono en el Aeropuerto de Keflavik y utilice el repetidor más cercano de Vodafone). Niki y y yo llevamos juntos siete años, y la forma en que nuestras mentes se han entrelazado para siempre es aterradora. La otra noche me dijo: "siete años, Ellis. Te he dado los mejores años de mi vida". Le respondí: "Joder, ¿por qué dices eso?" Por otra parte, resulta agradable estar de viaje a la velocidad de la luz en lugar de como estaba esta mañana antes del vuelo, mientras trataba de empacar el fregadero de la cocina y los gatos. Me gustaría haberme traído uno de mis cafés con granos de super-cafeína macerados con extracto de guaraná. Estoy escuchando el comienzo de “Contino Sessions”, de Death In Vegas, y me da por pensar que igual formo una panda de malotes para golpear a la gente de forma indiscriminada y completamente al azar.

Acabamos de llegar a Escocia. Desde el aire parece interesante. Nunca deberían haber dejado que esos hijos de puta tuviesen un parlamento independiente. ¿Cuál es la idea de someter a estos países con interesantes líneas de costa si tan sólo vamos a dejarles sin un solo impuesto sobre su cabeza, ni siquiera una guerra justa? Te lo voy a decir: cuando las masas vean la luz y me instauren como su Líder Supremo, las cosas cambiarán la hostia y habrá muchos llantos y crujir de dientes...

Creo que lo del café podría ser una buena idea.

4:15, Keflavik

Debo estar jodidamente loco.

Aquí son menos de las tres. En media hora esto se va a poner muy oscuro. Volamos sobre los glaciares teñidos por los naranjas y añiles del atardecer. Nieve entre las rocas negras. Keflavik está lejos de la costa, a unos buenos treinta y cinco minutos a las afueras de Reykjavik. Incluso conduciendo a gran velocidad sin cruzarte con coches por el camino. Los estadounidenses se organizaron bastante bien durante la Segunda Guerra Mundial: "los queríamos lo más lejos posible de nosotros", me dice Petur. Petur es Petur Yngvi Yamagata, el encargado de la tienda de cómics NEXUS-VI de Reykjavik. Es el que me ha traído hasta aquí.

En este sitio, "Expresso" parece significar "Cappuccino". Los hijos de puta ya han empezado a jugar conmigo.

No se oye nada en todo el aeropuerto, porque los teléfonos móviles permanecen apagados. Salgo al exterior para llamar a casa y el viento me corta como una cuchilla. Necesito un sombrero y guantes cuanto antes. O tal vez un traje espacial. Por favor, que alguien venga y me lleve al Hotel Holt, con su vasta colección de whisky de malta escocés, el agua que da la vida...

El sábado por la mañana, temprano (no puedo ver bien el reloj.)

Aquí los bares nunca cierran.

Los bares solían cerrar alrededor de las tres o cuatro de la mañana y luego la gente se iba de marcha por el centro de Reykjavik durante una hora más antes de marcharse a casa. Fue algo que molestó mucho al Gobierno Islandés, que no le gusta que se le distraiga de cosas como tratar de vender el genoma de Islandia a las empresas de biotecnología o gastar todo su dinero en fuegos artificiales para Año Nuevo en lugar de construir algunas carreteras más adecuadas. Por lo tanto, con la idea de poner fin a esa cultura de la noche, el Gobierno decretó que los bares no tienen por qué cerrar si no quieren. Así que ahora todo Reykjavik está metido en los bares hasta las seis o siete de la mañana, negándose a dejar de beber y volver a casa porque, bueno, no tienen por qué hacerlo.

Por lo tanto (y de todos modos) estamos completamente borrachos. El sitio es un bar en el que el aparente co-propietario es Damon Albarn de Blur. Parece que existe un movimiento underground de ingleses que van colonizando el país sin hacer mucho ruido. También se ha comprado una casa en Reykjavik, que es algo que ha cruzado por mi mente más de una vez. No puedes resistirte a un lugar con géiseres y cascadas masivas y rocas negras y bares que no cierran nunca. La conexión simbólica con los cómics que se puede encontrar en este párrafo es que Albarn se ha pasado algunos de los últimos años compartiendo casa con Jamie Hewlett, de Tank Girl. Actualmente Hewlett es el diseñador de toda la animación que aparece en los anuncios de televisión de Virgin Cola.

Petur convocó a "su corte", una colección de extraños e interesantes actores, músicos, escritores, periodistas y sacerdotes-en-formación, que se aprestó a rodearme. Por todas partes, los teléfonos móviles se apagan y encienden (al igual que ocurre en el resto de Escandinavia, todo el mundo está conectado, todo el mundo tiene su propio teléfono móvil, todo el mundo utiliza esas malditas cosas durante todo el tiempo.) Todavía no han saturado Inglaterra de la misma forma. En Inglaterra todavía parece que estás un poco fuera de lugar cuando empiezas a utilizar tu teléfono móvil, los restos de los yuppies de finales de los ochenta siguen siendo considerados todo un estigma. Escandinavia entiende la comunicación de la misma forma que la entienden las Hordas Vikingas: separada por montañas y volcanes y fiordos y Terreno Mortal.

Me tuve que largar relativamente pronto y con auténtico pesar por mi parte. Tengo que dar mi charla a principios de esta tarde, y sé por experiencia que no es bueno llegar a esos actos cuando uno todavía está borracho. (Esa borrachera estilo inglés que significa "estar muy borracho".)

Sábado

Sigo ligeramente bebido. Me fui de bares por la mañana antes de dar el discurso. Nadie me aconsejó que hiciese lo contrario.

Continuará

Y aquí estoy, sigo de una pieza. Y ahora, si me disculpáis, me largo a Irlanda.

Saludos.

INSTRUCCIONES: Leed “Barrow y sus hombres”, de Fergus Fleming (National Geographic, 1999), escuchad "OK", de Talvin Singh (Island, 1998) y entrad en la página de Paul Pope.  La novela gráfica recomendada de hoy es LA VIDA ES BUENA SI NO TE RINDES, de Seth (Sins Entido). 

Ahora, largáos.

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