lunes, 26 de enero de 2009

EL ASOMBROSO HOMBRE LOBO

Robert Kirkman siempre ha funcionado mejor con conceptos propios que (re)tomando series ajenas. Tanto Invencible, el super-héroe adolescente del S. XXI, como Los Muertos Vivientes, con una de las tramas más increíblemente adictivas (y amenas) que he tenido el placer de leer, siguen siendo sus referentes máximos y ambos son de su propiedad. 

Al igual que Dan Slott, el guionista escancia sus creaciones con los cientos de lecturas de tebeos americanos de las tres últimas décadas que observamos que ha asimilado, aunque dándole un toque propio por el hecho de retorcer lo cotidiano, alentando la sonrisa cómplice del lector avezado y la sorpresa en el profano.

La saga del "Asombroso Hombre Lobo", colección que rastrea las peripecias de un ejecutivo felizmente casado (estatus que se tambaleará a lo largo de la intriga) y que se verá bendecido con la peluda maldición, rápidamente fue apaleada por diversas voces de la blogosfera que se apresuraron a enarbolar la crítica destructiva, minando a los lectores potenciales de tan peculiar fantasía sin darse cuenta de que Kirkman sigue haciendo lo que mejor sabe hacer.

Y de nuevo, lo que produce es otro acelerado tebeo repleto de ideas atractivas y con ese regusto tan peculiar que se le queda a uno según se van pasando las páginas; como si el guionista no supiera muy bien hacia qué objetivo dirigirse, pero dejando toda la trama consolidada en cada nuevo capítulo, listo para aporrearnos con la sorpresa en el siguiente. Es exactamente la misma emoción que respiramos en los dos títulos mencionados al principio e incluso en la truncada y gamberrísima "El Hombre Hormiga".

El dibujante, Jason Howard, puede chocar al principio con su estilo de dibujo claro y demasiado cartoon para mi gusto, pero al igual que compinches de anteriores títulos termina convirtiéndose en marca registrada del tebeo, alguien que marca la diferencia con otros productos para Image, tanto por el cuidado aspecto que consigue en cada página, como por la violencia que imprime durante los combates (porque esto, ante todo, es un tebeo de super-héroes), consiguiendo sensaciones parecidas a las que pueden asaltarnos leyendo las últimas sagas de Invencible: terribles escenas de masacre y destrucción que parecen totalmente artificiales y que además son divertidas hasta decir basta.


El único "pero" que se le puede achacar a la correcta edición de Planeta Deagostini de los seis primeros números en tomo es el precio, un euro más elevado de lo habitual en productos similares, pero el resto es una "delicatessen" que el consumidor habitual celebrará por su frescura y consumo rápido pero nutritivo.

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